viernes, 20 de mayo de 2011

Las 10 formas de Manuel Atienza


Buscando cuál sería la mejor forma de argumentar, encontré en los textos de Manuel Atienza, 10 pasos a seguir o consejos que el autor considera deben ser utilizados como herramienta por los juristas que deseen que el contenido de sus argumentos expresen al juzgador lo que necesitan o proporcionar los elementos para que juzgue a favor de una u otra parte, encontrarse preparados para ello.
Por tal motivo, en primer lugar, expresa que no se puede argumentar jurídicamente de manera correcta, sin un buen conocimiento del Derecho, de los materiales jurídicos y de la Teoría del Derecho.
En segundo término, establece que dentro de la argumentación, no se trata de efectuar una exposición completa, exhaustiva, sino clara, razonablemente informativa, que estimule la discusión y prepare, para la persuasión del auditorio.
Como tercer aspecto, la amplitud excesiva del discurso aumenta las probabilidades de cometer errores y un probable hastío en el oyente, la precisión es característica del no aburrimiento y hasta que el emisor sea derrotado.
Posteriormente, en cuarto lugar, un esfuerzo por entender bien lo que el otro ha dicho es una exigencia moral, ya que resulta útil como recurso retórico o dialéctico, impidiendo ser refutados en cualquier momento y aumenta la probabilidad que los contendientes se encuentren dispuestos al entendimiento.
Como quinto punto, no estar dispuesto a conceder nunca nada al adversario es una estrategia incorrecta y equivocada, no es considerado un buen camino para conseguir la persuasión.
Como sexto aspecto,  cuando se argumenta con otro, uno puede tener la impresión de que los argumentos de la parte contraria funcionan como una muralla contra la que chocan una y otra vez las razones, pues hay que tomar la fortaleza intentando otra vía, sin desviar la cuestión y cambiando la posición.
En séptimo término, la argumentación no se encuentra en conflicto con el sentido del humor, pero sí con el sentido de la pérdida de la medida, hay que saber cuándo hacer comentarios fuera de contexto, para captar nuevamente la atención del auditorio, o en su caso, evitar ahuyentarla.
Como octavo punto, no se argumenta bien por hacer referencia a palabras de prestigio de autores o complicadas, lo que cuenta es lo que se dice y las razones que lo avalan, cuyo contenido es de calidad y fortaleza.
En noveno lugar, frente a la tendencia natural de algunas culturas a irse por otro lado no cabe más que insistir una y otra vez en regresar al punto y fijar cuidadosamente la cuestión.
Finalmente, en cada ocasión, hay muchas maneras de argumentar mal y quizás pocas bien, pero cada persona que argumenta tiene su estilo propio y es él quien ha de esforzarse, por encontrarlo y elaborarlo.
Estos consejos pueden ayudar a los operadores jurídicos con sus actividades y obtener éxitos profesionales, con la aplicación de las formas de argumentar correctas.

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